jueves, 19 de diciembre de 2013

Grozăveşti

Llegaba la hora de dedicarle una entrada a la residencia donde viví los nueve meses de mi estancia Erasmus en Bucarest, el campus de Grozăveşti.

                                    
Cartel de Alessia en su cuarto

Fue la primera palabra rumana que tuve que utilizar una vez llegué a Piata Unirii. Una vez me dejó el autobús, que me traía del aeropuerto, un tanto desubicado (ya que Piata Unirii es enorme, todos los edificios son iguales y resultaba tomar algo diferente como referencia) pregunté entre los viandantes por la residencia en la que me iba a alojar. Ninguno me entendía pues la pronunciación es, personalmente para mí,  imposible. Otra cosa que me impactó agradablemente fue la atención de muchas personas al verme perdido, intentando ayudarme (la hospitalidad rumana, de lo mejor). Por otro lado, el metro de Bucarest no es que sea el más complejo del mundo pero como es normal, una vez que llegas a un sitio nuevo hasta que le coges el truco... 


Desde Piata Unirii son tres paradas de metro hasta la de Grozăveşti, es la línea M1 y de color amarillo. Pero hay que estar atentos pues en la misma dirección van dos líneas diferentes que se separan en Eroilor, una estación antes de Grozăveşti. En fin, todo es ubicarse bien y cogerle práctica. Tampoco está tan mal perderse, al fin y al cabo puede ser una bonita manera de conocer la ciudad.


Realmente, ya fui a la residencia sabiendo cómo era. Tenía a Alessia frita pidiéndola que me informara de cómo era, que me aconsejara qué cosas debía de llevar, de fotos... y bueno, la primera impresión no fue la mejor pero tampoco fue un drama. Es más, a los pocos minutos de llegar a mi habitación estaba dando brincos de alegría sobre un colchón desnudo, en una habitación desnuda y en una ciudad en la cual estaba a punto de "estrenar". Todo estaba por empezar y no hay nada, por pequeño o sucio que parezca, ni nadie que haga sombra a lo que se nos venía encima. Éramos libres y unos privilegiados. No estaba dispuesto a desaprovechar una oportunidad así.  

                                    
                                    

Como ya sabéis, me gusta dar todo tipo de detalles e información de interés, por si tú (lector o lectora) eres nuevo estudiante y tienes la oportunidad de ir, o bien vives allí y quieres conocerlo, o qué sé yo, cualquier excusa es buena para conocer un poco más esta ciudad y sus alrededores. Arriba, he sacado unas imágenes de Google Maps de la zona. Grozăveşti no está lejos del mismísimo centro, en metro son tan sólo 10 minutos (desde P. Unirii) y andando no superan los 45 minutos hasta Piata Universitate. 

                                   
Todo es una línea recta, pasando por el edificio de la Ópera Nacional (Opera Naţională), la facultad de Derecho (Facultatea de Drept), Jardín de Cismigiu, etc., vamos, que el paseo merece la pena con el buen tiempo.

En fin, que me lío.

El campus de Grozăveşti forma parte de la Universidad de Bucarest. Existe otro campus de esta universidad, la que está unida a la Facultad de Derecho. 

Nada más salir de la boca del metro de Grozăveşti, lo que me llamó la atención es el entorno del campus. El río Dâmboviţa que lo tiene al lado, un Carrefour enorme como la misma ciudad, una central térmica justo enfrente que parecía a la nuclear de los Simpsons,.. infinidad de detalles que se quedaban en mi retina.. Pero lo que me encantó fue ver la cantidad de gente, y joven, en el campus. La vida, el colorido,.. creo que la sonrisa de estúpido aún me dura. 
Pequeño altar justo en la entrada del campus
(siempre me dejó asombrado)

                                    
Esta zona es fantástica para jóvenes, pues no sólo encuentras este campus de Grozăveşti. Si continuas el curso del río hacia desde donde fluye (Lacul Morii) encontrarás otras residencias como la de "Regie", la Universidad Politécnica, además de discotecas, bibliotecas, etc., como para aburrirte, vaya. 

En total son 6 bloques de edificios que forman este campus, aunque a la entrada justo se hizo el último y más moderno. En el que estuve yo, el "A" es el que más al este está y cada bloque tiene 5 pisos, y en cada piso alberga 80 estudiantes. Prácticamente en el primer piso estábamos todos los Erasmus, aunque otros estarían ubicados en otros bloques pero la mayor parte de la vida entre Erasmus se hacían en nuestro pasillo. El resto de estudiantes eran rumanos y de diferentes parte del país. 

                                     

Entrada de mi bloque y una foto de Gonzalo y Ernesto

El campus estaba realmente bien ubicado y tenía de todo al alcance de la mano. Como dije, desde un Carrefour a pequeñas tiendas de ultramarinos dentro del campus, reprografía, una cantina que daba comidas a buen precio y un bar-restaurante, "Filos" justo en el centro de todos los bloques. Además del entorno, si te gusta hacer deporte no es una mala zona para correr y cerca hay zonas deportivas. Por la noche oscurece un poco y hay zonas alrededor de la manzana que no están bien iluminadas pero ningún problema por si decides echarte unas carreras. 
Otro de los "inconvenientes", si puedo llamarlo así, es la cantidad de perros abandonados que allí duermen. Se alimentan de lo que los cientos de estudiantes tiran o les dan y buscan pues un lugar donde caer dormidos y un poco de cariño. Non son agresivos pero quizás sí viví algún momento un tanto tenso ya que al no haber zonas bien iluminadas se asustaban y se protegían pero poco más. En general no crean problemas, ellos a su rollo, el resto al suyo. Quizás su situación es uno de tantas malas gestiones de la Administración rumana. 



Luna, un encanto de perro



Este campus es una gran opción para vivir un Erasmus, por poco dinero uno dispone de muchas ventajas para vivir con todas las necesidades cubiertas. Sin lujos, pero ¿quién los necesita? El mes que menos tuve que pagar fueron 40 € y lo que más 60 € en pleno invierno debido a la calefacción (lógicamente). Tener internet te costaba 5 € más y la velocidad de la banda ancha era impresionante. 


Quizás el espacio en la habitación (y doble) era algo insuficiente y con una única mesa, una estantería para cada uno, un armario común y un pequeño lavabo. Los baños eran comunes y había, tanto, al inicio como al final de cada planta. Para cerca de 80 estudiantes se disponía de 5 duchas y 5 baños en cada servicio, por lo que en muchas ocasiones era complicado para tantos que éramos pero nunca fue un problema. A todo uno se acostumbra, y todo son experiencias en la vida. Aprendes a vivir con poco y en poco espacio. Sin problemas. 

                                       

                              

Como notas negativas fue el no disponer de cocina o de un espacio para cocinar (por lo que tuvimos que hacernos con pequeñas placas eléctricas para cocinar en el pasillo) ni de una lavadora, para esto último acudíamos a estudiantes rumanos que pasaban toda su etapa universitaria allí y nos hacían el favor (a cambio de un dinero) de lavarnos la ropa. Los rumanos que allí vivían tenían de todo, lógicamente: televisiones, neveras, lavadoras, etc. Al final son sus casas. Para solucionar el no tener nevera disponíamos de unas naturales: las repisas de las ventanas. No podíamos comprar comida y conservarla (carne, leche, pescado, etc.) por lo que comíamos cosas frescas si queríamos el mismo día o el agua, la leche u otros productos se dejaban afuera ya que desde noviembre a abril hacía un frío de narices, lo que te permitía conservar de un modo ecológico lo que quisieras.
Como nota graciosa, decir que entre bloque y bloque apenas separan 50 metros, por lo que de noche es fácil ver lo que los estudiantes de enfrente hacían, a no ser que tuvieran cortinas o papeles que tapasen las ventanas (como la mayoría). No fue la prima vez que me escribían diciendo "Borja, deja de hacer el "air guitar" y bájate de la cama". 



 
Este era el buzón de mi bloque, normalmente llegaban las cartas


Entrada del bloque, donde se publicaban anuncios y el detector magnético de la llave para entrar

                                   
Sin duda, al inicio pensé en mudarme a un piso pero con el paso de los meses se me quitó la idea. Es un lugar auténtico, interesante, siempre rodeado de mucha gente de diversos lugares, imprescindible para practicar idiomas. Que ¿te apetecía charlar con alguien?, bastaba con abrir la puerta y salir. Que ¿querías estar solo? bastaba con no salir. Fácil.


Filos Pub



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Este es el breve repaso de aquella residencia estudiantil de la cual acabé sin saber pronunciar bien su nombre, "Grozăveşti". Mi segunda casa. 

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