viernes, 26 de agosto de 2011

"Kilómetro 0" sólo hay 2

Como en toda capital que se precie uno puede encontrar el Kilómetro Cero, punto desde el cual empiezan a medirse las distancias en las distintas carreteras de los Estados. Para nosotros el más conocido es el de Madrid, donde lo típico es hacerse una foto con los pies sobre la placa, situado en la Plaza del Sol. Bucarest no es menos, y aunque no es de los sitios más visitados, y en el centro antiguo de la ciudad uno puede encontrar este monumento desde el cual, como en Madrid y prácticamente todas las capitales, es el inicio de la red de carreteras del Estado y desde donde se miden las distancias.


El Kilómetro Cero de Rumanía se encuentra dentro del conjunto monacal Sfantul George (San Jorge o, literalmente traducido, "El Santo Jorge"; El determinante se pone al final de la palabra en rumano: "Sfant-ul") hoy convertido en parque y que conserva la iglesia de lo que fue el convento y que es una de las iglesias más antiguas y grandes de la capital. El monumento se levantó en 1937 siendo el proyecto original idea del escultor Constantin Baraschi, que es igual que la actual, pero siendo la única diferencia la representación de San Jorge sobre su caballo. La Iglesia Ortodoxa se opone a la representación de sus santos y protestó bastante para que no se levantara la escultura.

A causa de la II Guerra Mundial se paralizaron las obras reanudándose muy tarde, en 1992, y concluyendo en 1998 la obra.


Fotografía del Kilómetro 0 con Nicoletta y Valentina (de izq. a derecha)


El monumento representa la Rosa de los Vientos, entre cuyos radios están marcadas las provincias y capitales (de provincia) rumanas con su escudo, además incluye la República Moldava (región que perteneció a Rumanía cuando se inició el proyecto y que actualmente hay personas que revindican la zona) en las paredes escritas las ciudades rumanas y su distancia con el monumento. En el centro, una gran esfera metálica con la representación de los Signos del Zodiaco.


Aquí no acaba el asunto. Como indica el título de esta entrada ("Kilómetro 0" sólo hay 2) existe otro Kilómetro Cero en Bucarest, en esta ocasión de carácter simbólico-político anticomunista. Enfrente del Teatro Nacional, zona Universitate, se haya este pequño monolito levantado tras el levantamiento contra el Régimen de Caucescu en 1989.

domingo, 21 de agosto de 2011

Ateneo de Rumanía

Seguramente sea uno de los monumentos más conocidos de la capital rumana, además recuerdo que fue el primero que conocí hace ya un año cuando empecé a informarme sobre lo que me encontraría en la ciudad a través de Wikipedia.

En plena Calea Victoriei, frente al Museo Nacional de Arte o antiguo Palacio Real, se levanta este magnífico edificio dedicado, desde su inicio, a albergar conciertos musicales.
Fue construído por el eminente arquitecto francés Albert Galleron entre 1886 y 1888; en estilo neoclásico ecléctico francés (durante las dos últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX Bucarest vivió una fiebre constructiva de inspiración francesa, bien sea realizada por arquitectos franceses de origen o rumanos discípulos de éstos). Bucarest a finales del siglo XX era conocida como la "Pequeña París/Petit Paris" y el Ateneo en poco tiempo llegó a ser símbolo de la ciudad. Es por esa razón por la que tantos artistas franceses acuden a la capital rumana, llevando la cultura de la "Ciudad de las luces" llevada a cabo por la Academia de Bellas Artes.

El Ateneo está levantado sobre un solar que era propiedad de la “Sociedad Ecuestre Rumana”, quienes en el momento de su venta estaban construyendo ya un picadero; parte de los fondos para su construcción provinieron de los donativos públicos, aportaciones populares, etc., obtenidos por la campaña “Dati un leu pentru Ateneu” (“Dar un león para el Ateneo”, el león era la unidad monetaria anterior al florín).


El primer atractivo del Ateneo se haya en los jardines que llevan a la entrada principal del edificio; en ellos puede admirarse la escultura en bronce del compositor rumano Mihai Eminescu, obra del extraordinario escultor rumano Gheorghe Anghel, se conoce que hubo más esculturas en el jardín pero que fueron retiradas durante época comunista.

El estilo neoclásico es evidente en su frontón triangular y en las ocho columnas de la entrada de estilo jónico (como dato anecdótico es que tienen las mismas dimensiones que las del Erecteión de la Acrópolis de Atenas).

En el interior del peristilo pueden observarse cinco medallones en mosaico, donde son representados diversos personajes políticos importantes de la historia rumana (Neagoe Basarab, Matei Basarab, Alejandro “el Bueno”, Vasile Lupu y el rey Carol I).

En la sala de conciertos, con una capacidad para 600 espectadores en la planta baja y otros 55 en los palcos, pueden verse los 25 frescos realizados por el pintor rumano Costin Petrescu, en los cuales se representan diversos momentos y personajes importantes de la historia de Rumanía.



La cúpula, de 41 metros de altura y casi 29 metros de diámetro, está ricamente decorada con vanos redondos decorados con liras y coronas, cada una con el nombre de una gran figura relacionada con las Artes: Raphael, Beethoven, Homero, etc., y es una de las partes más atractivas del edificio.


El Ateneo posee asimismo otras dos alas laterales construidas con posterioridad por el arquitecto rumano Leonida Negrescu.

El interior del Ateneo ha vivido también acontecimientos importantes de la historia rumana; en la sala principal, el 29 de noviembre de 1919, se vivió la ratificación oficial de la integración de Transilvania, Basarabia y Bucovina dentro de Rumania (lograda de facto el 1 de diciembre de 1918).

El Ateneo deleita a los amantes de la música con multitud de conciertos y eventos culturales de primer nivel (en la actualidad ofrece más de 400 conciertos al año y un Festival anual), y desde 1953 cuenta con una orquesta filarmónica propia, la “George Enescu”.

Durante la Segunda Guerra Mundial varios de los edificos cercanos al Ateneo fueron dañados por los bombardeos pero por suerte el Ateneo pudo salvarse de los daños generados por las bombas.

Incluso actualmente es uno de los iconos de Bucarest y Rumanía entera, tanto es así que su imagen está en los billetes de 5 (cinci) Lei:

La calidad no está reñida con el precio, es una gran oportunidad disfrutar de veladas musicales por menos de 10 €.

Foto de la "squadra" segoviana que vino a visitarme a principios de abril.