Con el apoyo de Dezinterzis, realizador del proyecto, varias mentes creativas han podido llevar a cabo este gran trabajo. Captaron algo que para la inmensa mayoría pasa totalmente desapercibido. Pasó en el parque de Cismigiu, en donde el movimiento se transformó en sonido. El movimiento concretamente que hacen las hojas de los árboles al moverse y al caer al suelo. Gracias al uso de cuatro sensores Kinect se registraron los algoritmos junto a las coordenadas de la caída de cientos de hojas.
"Hemos transformado el medio natural en algo inesperado", dice Georgia Gontz de Colorbitor, un taller de creación multimedia.
Disenterzis ha puesto a prueba los
límites de los sensores Kinect, que no se entendieron muy bien con la
luz solar en el parque durante las pruebas (las hojas en movimiento no fueron detectadas en
un 100% de precisión) y tuvieron que acudir en ayuda de la luz artificial para completar con éxito el experimiento. "Kinect convierte en fantasía la luz del día",
dijo Georgia Gontz que "trabaja" con Kinect para Colorbitor en donde
pusieron en práctica este desarrollo en la construcción multimedia del pabellón rumano de la Exposición Internacional de Yeosu, Corea 2012.
Una vez recogido los datos es la hora de darles salida acústica. Gracias a quince altavoces las personas que paseaban por el parque podían escuchar el sonido que producía cada hoja al moverse y al caer. Algo mágico.
Gracias Ioana.
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