Sí, hoy toca entrada crítica.
Hace menos de un mes, con la magnífica visita de la cuadrilla segoviana (de la que ya hablaré), he podido visitar en 3 semanas 3 veces el Palacio del Parlamento. En una de esas visitas, en lo alto del edificio, en la última terraza que los visitantes pueden visitar se pueden apreciar a las espaldas del edificio (en la foto, mismo) trabajando excavadoras en los solares que aún quedan sin terminar del proyecto original. El diálogo fue así:
-Amigo: ¿Qué están construyendo?
-Guía: La nueva catedral, será la mayor catedral ortodoxa de Rumanía.
-A.:¿Y la Iglesia ha comprado los terrenos?
-G.: No, el Estado los ha cedido a la Iglesia.
-A.: ¿Quién va a costear la construcción?
-G.: El Estado de Rumanía.
-A.: ¿Por qué?
-G.: Porque es una manera de reconciliar a Rumanía tras las destrucciones de iglesias llevadas a cabo durante el régimen comunista de Ceausescu.
Sobran las palabras aunque no puedo resistirme a expresar las cosas sin sentido que se hacen, no por hacer una catedral (será por las "pocas" iglesias y la catedral que los fieles ortodoxos de Bucarest pueden gozar) sino porque tras comprobar las insuficiencias que hay en la ciudad: infraestructuras, un nivel desorbitado de pobreza, deficiencias en la Sanidad, etc., el Estado invierte dinero en una catedral. Otra parte de la crítica se la lleva, cómo no, la jerarquía de Iglesia Ortodoxa que entre tanto poder y necesidades de la gente (tan creyentes como ellos) dan importancia a cosas que no lo tienen ahora mismo. Por lo menos les sale gratis la jugada, pensarán.
¿Qué es lo más necesario o prioritario? Ud. dirán. Yo no veo juego limpio.
Asi que no es sólo en España...!!!!!
ResponderEliminarMal vamos.