Hoy hace un mes de mi visita a Ljubljana, la capital de Eslovenia, en donde vería tras muchos meses a David, un amigo que decidió irse a vivir allí otros muchos meses atrás. El hecho de poder visitarle fue una de las razones por las que me animé a ir a Eslovenia, que hasta que Changa no fue allí era totalmente desconocida para mí.
Aquí dos fotos con la cuadrilla del viaje
Alessia y Paco planearon este viaje, como lo han hecho con todos (cómo os lo curráis, -son unos gigantes-), en donde se pretendía recorrer Ljubljana, "Liubliana" en castellano (Eslovenia), Zagreb (Croacia), Mostar, Sarajevo (Bosnia y Herzegovina) y volver a Venecia recorriendo la costa croata (Split, Pula, etc.). Yo a los pocos días del viaje decidí tomar otro rumbo más significativo. Lorenzo apenas unos días antes al día 28 de marzo había dejado Bucarest y decidí pasar dos días en Ljubljana, junto al grupo y otro día con David, y después una semana prácticamente con Lorenzo en Italia.
David (Changa) había creado un blog para relatar su experiencia eslovena y acercarnos un país nuevo, desconocido para muchos. Aún así, hasta que uno no va al sitio no asimila prácticamente nada. Quizás era uno de los sitios que más ganas tenía de ver ya que era el más desconocido del viaje que íbamos a realizar.
El 28 por la mañana llegábamos al aeropuerto italiano de Treviso, a casi una hora de Venecia en donde teníamos que ir para coger el autobús dirección Ljubljana. Fue un día lluvioso, feo, aún así no pudo camuflar la magia de Italia y su verde norte. Hacía 4 años de mi primera (y única) visita a tierras italianas (Roma) y de pronto me vinieron dulces recuerdos de grandes compañías mientras miraba las impresionantes villas que quedaban a nuestro lado mientras el bus se dirigía a Mestre, la ciudad peninsular veneciana. El viaje hacia Eslovenia fue ameno aunque un poco largo, cerca de 4 horas. Recuerdo la imagen, al abrir los ojos, del mar llegando a Trieste. Fue impresionante.
Llegamos a Ljubljana de noche y lloviendo. Al poco llegó David. Fue un gran encuentro y más cuando el escenario es diferente, uno nuevo. Acto seguido nos llevó a Metelkova, donde nos esperaba Monika tomando un café. Changa me comentaba de camino a Metelkova era un lugar con varios edificios usados de manera alternativa y uno de ellos era un hostel/albergue, que fue usado como barracón cuando Eslovenia formaba parte de Yugoslavia y que las celdas eran las habitaciones del albergue. El precio del hostel era bastante carete para lo que suelen ser los lugares así, 19 € la noche, pero el lugar merecía la pena.
Una vez acoplados, y aunque cansados del viaje, decidimos salir a dar un paseo nocturno para visitar el centro de la ciudad. Aunque no todos se animaron, David, Alessia y yo pudimos descubrir maravillas como éstas:
El centro no era muy grande y en 2 horas puedes verlo prácticamente todo pero con un encanto especial. La ciudad estaba realmente cuidada, mucho orden y para no ser una gran capital tenía bastante vida durante el día. Por la noche sólo pude conocerla la primera noche y tras caer el diluvio universal, por lo que gente en la calle: 0.
Al día siguiente, David ya nos estaba esperando para enseñarnos la ciudad. Más o menos, Alessia y yo habíamos visto la mayoría de los lugares la noche anterior pero todo lugar cambia con la luz del día (y más si es soleado, qué más pedir). David no pudo estar con nosotros la mayoría del tiempo porque tenía voluntariado y nos guió para que terminásemos de ver lo más importante y que no habíamos visto, como el castillo que coronaba la ciudad. Nada más salir del albergue visitamos los edificios que están a su alrededor, conocidos por ser edificios para ocio más alternativo: una especie de espacios "okupados" en donde había bares (donde la noche anterior, en uno de ellos, pinchaban música balcánica a todo trapo), locales de ensayo, supongo que muchos jóvenes vivirían allí, etc. El sitio destacaba por su particular decoración exterior. Mereció muchísimo la pena visitarlo.
El centro de Ljubljana lo cruza un río (Ljubljanica), según me contó Changa es la única ciudad en donde un río pasa exactamente por debajo de la plaza central. La Plaza Central es llamada la Plaza Preseren (es el escritor esloveno más famoso), con la escultura del conocido escritor. Como anécdota contar que la escultura mira hacia la fachada de un edificio de enfrente, donde la figura de una mujer se encuentra con su mirada. Según recuerdo, David me explicó que esa mujer fue la musa del escritor, su amada (una mujer de alto rango social) y que nunca hablaron en persona.
Cuando David nos tuvo que dejar, fue cuando subimos al castillo medieval que hay en la cumbre de la ciudad. Conserva muy poco de su pasado medieval ya que la mayoría son reconstrucciones modernas con cafetería, teatro, sala de exposiciones, etc. El sitio merece la pena una visita, sobre todo subir a lo alto de la torre y poder disfrutar de una panorámica espectacular de la ciudad.
Después de la visita al castillo y con la tripita rugiendo pidiendo comer bajamos al centro, recorriendo el río, gozando de un sol perfecto para estar en una terraza comiendo. Así hicimos, y nos metimos entre pecho y espalda una generosa ensalada al cuerpo que temblaba Ljubljana. A las 18:00 hrs. el resto del grupo tenía que coger el tren en dirección a Zagreb, Croacia, por lo que decidimos pasear por el centro hasta que llegase la hora. Destacar los numerosos puentes que hay a lo largo del río, entre ellos el de los Dragones (símbolo de la ciudad, junto al castillo, en donde aparecen en el escudo) ya que según la mitología Jasón, junto a los Argonautas, tras haber recuperado el vellocino de oro habrían matado al dragón ahí.
Como me dijo David, Ljubljana para él es una ciudad especial, pequeña pero especial. Razón no le faltó.
Tras la partida de la cuadrilla David me llevó a su casa, a ver a Monika (su novia) que aún no había tenido la oportunidad de verla. Quedamos con sus amigos en el centro para tomar una cerveza viendo a la selección eslovena de fútbol durante una parte y después me llevó a unos conciertos en un centro okupado, Toverna Rog (el nombre es una famosa marca de bicicletas, aún conserva el nombre de la empresa), un complejo grande lleno de casas habitadas, una nave muy grande dedicada a eventos culturales muy bien organizada, con su bar, etc. Aquella noche tocaron 2 bandas lituanas de hardcore. Aunque empezaron tarde y apenas hubo gente en el concierto lo difruté mucho, hacía muchos meses que no vivía conciertos así y se le coge con gusto. Después del concierto regresamos a su casa para madrugar e ir a Bled, donde veríamos el impresionante y famoso lago esloveno. Tras la visita y el paseo a tal amgnífico sitio acompañé a David al pequeño pueblo donde realizaba las prácticas de voluntariado, quise concoer más su día a día y fue muy interesante. Por la noche vimos una película eslovena, "Outsider", de los años noventa en donde narraban el crecimiento del movimiento punk durante la Yugoslavia de Tito. Muy curiosa.
A las 7 de la mañana salía mu autobús hacia Trieste. Lorenzo me esperaría allí, pero eso ya lo escribiré en otro momento.